
Fue así como Kevin Roberts introdujo este concepto en el año 2004, bajo su libro llamado “Lovermarks, the future beyond brands” cuestionando
sobre ¿Qué es lo que produce que la lealtad vaya más allá de la razón?
Incluso afirma que los ingredientes para un lovemarks son:
el misterio, la sensualidad y la intimidad. Estos componentes forman una
relación entre un amor hacia una marca y conceptos de venta a través de simples
esquemas basados en respeto y amor, que son necesarios para lograr una perfecta
armonía entre las marcas y los consumidores.